lunes, 1 de junio de 2015

La Casa Encendida

Ronda de Valencia, 2 (entre Atocha y Embajadores)
Día/hora: 9 de mayo (sábado), 15:45 aprox.



Éste es uno de esos días sorpresa. Nuestro plan, siendo el Día del Cómic Gratis, era pasarnos por Gotham Central a ver cómo estaba el ambiente, quizá tomar algo por Getafe... en fin, día tranquilito. Pero de repente me aparece una notificación en Facebook del Mercadillo "Desde India con Amor", al que tenía pendiente ir desde hace tiempo ya, y me entra mono de India, baile, incienso y cosas bonitas. Así que desayunamos fuerte, y F, un poco a regañadientes, accede a cambiar el plan.

Llegamos a Embajadores enseguida, aunque el Cercanías (línea Humanes / Fuenlabrada - Móstoles) no tiene acceso a minusválidos, y subir y bajar el carro es complicado si va una persona sola. Además, Nora ya es mayor (seis meses, señores... madre mía) y hemos cambiado el grupo 0 de nuestro carro (Koos) por la silla, en la que ella va más sentada y más suelta (aún le queda un poco grande).

Kali, de Ghee Happy
Kali la destructora, por Sanjay Patel. Ésta es Nora, por si os lo estabais preguntando.
(Por cierto, el libro de los dioses hindúes de Ghee Happy es una maravilla).

Salimos de la estación y nos plantamos en Ekadâ, a meternos de cabeza en la India. F, además, es un gran enemigo del concepto "pareja mochila", en el que tu acompañante va contigo a un sitio que te gusta a ti, y lo aparcas en la entrada y no se mueve hasta que terminas. Así que, mientras yo me decido entre comprar un sari o una colcha (y me pruebo cholis para el sari que ya tengo), él se mete de cabeza en la caja de películas de Bollywood, pidiendo consejo a las chicas del mercadillo. Nos vamos turnando a Nora, que quiere que la hagan caso, y que está en su salsa con el olor a incienso, las cosas de colores y la gente haciéndole carantoñas. ¡Qué pena que no tuvieran ropa para niños!

Después de una sesión de compras más que satisfactoria, decidimos ir hacia Atocha, para comer algo y coger el tren de vuelta a casa... y en nuestro camino se cruzó la Casa Encendida.



Seguidores en la distancia (digital) de las exposiciones y los eventos que celebran, no esperábamos encontrárnosla simplemente allí (os lo digo en serio; me da bastante vergüenza reconocerlo, pero no sabía ni dónde estaba, y en mi mente estaba leeeeejos y difícil de llegar, un poco como Mordor). Pues eso, cuando la vimos no pudimos dejar pasar la oportunidad de pasar a ver cómo era por dentro. Total, tendrán cafetería, no?

¡Oh, cielos! ¿Cómo tú por aquí?

Y vaya si tienen. Punto negativo: para llegar a la cafetería tenemos que subir con el carro un tramo como de diez o quince escalones. Punto positivo: el guarda de seguridad nos ayuda encantado con una sonrisa. En defensa del sitio, sospecho que los fines de semana lo tienen todo bastante cerrado (a menos que haya una exhibición o algo) y eso incluye el acceso al ascensor. Porque haberlo haylo, y funciona y tal, ya que es necesario para ir al baño desde la cafetería. Baño de discapacitados también hay, aunque no tiene cambiador (qué lucha con los cambiadores, hay que ver). Pero volvamos a la cafetería.

Aparta, Starbucks, que no tienes ni idea de lo que DE VERDAD mola.

Es bastante amplia, tiene sitio de sobra para el carro al lado de la mesa, tiene enormes ventanales que dan a un jardín interior, por supuesto que hay wifi (la duda ofende) y es, en general, muy moderna y acogedora a la vez. Nosotros encontramos sitio enseguida pero en el rato que estuvimos se llenó bastante, aunque no del todo. En general, el sitio es de ensueño.

¿Oís eso? Eso son mis tripas reprochándome las horas que son.

A todo esto, nosotros no hemos comido. En diario tienen menú del día, pero al ser sábado no parecen tener (no tenemos tanta hambre, de todas formas). La carta, un poco como la de La Rollerie, es de cafetería, con cosas dulces y algunos platos salados por si acaso. Pedimos un hummus y una empanadilla de pollo con manzana, y está todo delicioso. Y después de la comida viene...

... eso es, el café. ¿Y qué acompaña al café? La tarta. En este caso, desde la barra nos mira expectante una tarta con un relleno rosita que me llenaba de curiosidad, así que pregunto, y acabamos por coger un buen trozo de tarta de remolacha para probarla. Jugosísima y con un sabor fantástico. Me hago fan inmediatamente. La acompañamos con el zumo del día (zumo de piña, fresa, pera y un toque de manzana), del que Nora también se hace fan enseguida.

Lo rosita casi no se ve pero está, os lo aseguro.

En general, una gran visita (que repetiremos, seguro). ¡Ah! Tienen panfleto de exposiciones para niños, con todos los eventos infantiles y un dibujo grande para colorear.

A esto tenemos que venir, ¿eh, mamá?


Experiencia global:

4 de 5 corazones del Zelda

Le falta ser un poco más accesible, aunque ya digo que no sé si en diario esto será distinto. Por lo demás, es el tipo de sitios que me encanta tener como as en la manga.


Resumen de accesibilidad (1-10)

Acceso: 3. Esos escalones me mataron un poco, la verdad.
Movilidad en el interior: 8. El sitio es espacioso y tienen las mesas justas para que no resulte agobiante (incluso con un par de mesas grandes).
Espacio para el carro: 9. A menos que esté muy lleno, es difícil interrumpir el paso de gente con el carro al lado de la mesa.
Baño: 6. Yay por el baño para gente en silla de ruedas, nay por la falta de cambiador. Y desde aquí les animo a que lo pongan (¡por favor!)
Carta: 8. Tartas, zumos naturales, platos salados de picoteo... Me falta probar el menú del día, pero vamos, que soy bastante fan.
Wifi: Sí, por supuestísimo.

sábado, 2 de mayo de 2015

La Rollerie

Calle Atocha, 20 - cerca de la plaza Jacinto Benavente.
Día y hora de la visita: 20 abril (lunes) 18:30 aprox.


Antes de que Nora se uniera a la familia, F y yo veníamos a menudo, porque está muy cerca del cine Ideal (nuestro cine favorito). Además, una de las Lobas* vivía bastante cerca, así que entre unas cosas y otras he merendado varias veces aquí. De hecho, Nora ha venido ya un par de veces, y no serán las últimas (¡estoy deseando poder venir al cine con ella!). Visitamos La Rollerie.

La verdad es que venir con carro cambia la percepción de tu realidad. Con este sitio es con el que más lo he notado, quizá porque hemos venido más a menudo. Llegar no es difícil: la calle Atocha tiene tramos más o menos anchos, pero por lo general las aceras tienen bastante espacio. Si vais desde Sol, recomiendo subir por la calle del Correo, y luego atravesar la plaza Jacinto Benavente; este tramo suele estar más despejado de gente que subir por la calle Carretas, aunque no sea tan directo.


El local desde nuestro punto de vista.

Una vez llegamos al sitio, la entrada hace esquina y hay un par de escalones para acceder al interior. Dentro hay varias zonas separadas por tres o cuatro escalones cada una, y un salón alto al que se llega por un tramo de escaleras. Hay sitio para tener el carro al lado en todas las mesas, y hay mesas grandes para seis-ocho personas.

Nos sentamos en una de las mesas cerca de la entrada, para no bajar escalones (aunque mi sitio favorito son las bancadas pegadas al ventanal, en la segunda zona: si Nora se despierta se puede tumbar a mi lado sin problema). A esta hora hay bastante sitio, pero mientras estamos allí (30-45 minutos) se empieza a llenar.

¡Qué indecisión!

Momento de babear con la carta. Cafés, tés, bollería... también hay sección salada, pero la golosa que hay en mí me deja claro a lo que venimos. No me decido, así que me acerco al mostrador para ver qué me apetece más, y mi estómago me deja claro con un rugido que la elegida es la tarta Red Velvet. Yo me pido un descafeinado. La tía de Nora (S) se pide un té que huele a gloria, y F es fiel a su capuccino. Ambos se piden un helado (cosa que no comprendo, porque me traen el trozo de tarta y enamora sólo con verla).

Hago un repaso general del sitio: tiene wifi abierta, como no hay demasiadas mesas se está bien con el carro cerca (no tienes sensación de entorpecer el paso ni nada), y los escalones entre salones son un poco incómodos pero nada insalvable (y además, el personal es encantador; me ayudaron a entrar en el local y, como estábamos cerca de la barra y de la puerta, de vez en cuando venían a hablar con Nora. Y Nora encantada, claro). No hablamos del salón alto, por cierto, que tiene un tramo de unos 10 escalones (y al que creo que no he llegado a subir nunca).

Baked love. 

El baño me hizo mucha gracia, porque a pesar de estar al fondo del local (después de dos tramos de tres-cuatro escalones)... tienen baño de minusválidos. No hay cambiador, pero al menos es amplio y cabe un carro.

Al ir a pagar les felicitamos por la tarta, y nos dicen que la próxima vez tenemos que probar la de Oreo, y que su tarta fija es la de zanahoria (que, al menos cuando la probamos nosotros, es una delicia). En fin... tendremos que volver.


Experiencia global:

4'5 de 5 corazones del Zelda.
Es uno de los sitios que teníamos en mente al empezar con este blog, y cuando fuimos a elaborar esta entrada definitivamente estuvo a la altura de las circunstancias.

Resumen de accesibilidad (puntuaciones 1-10)

Acceso: 5. Dos escalones, y encima en curva (la entrada hace esquina).
Movilidad en el interior: 5. Hay amplitud para moverse con el carro, pero hay escalones entre las distintas áreas que pueden hacerlo un poco complicado.
Espacio para el carro: 8. Amplitud de sobra al lado de la mayoría de las mesas (algunas tienen algo menos de espacio).
Baño: 7. Tiene baño de minusválidos... al fondo del local, después de haber pasado los tramos de escalones.
Carta: 8. Tienen una carta amplia de platos dulces y salados, y las tartas... ahh, las tartas...
Wifi: .


*Las Lobas... ay, mis Lobas. Es mi grupo de mujeres fuertes, con el que quedo de vez en cuando para aullar a la luna y reír hasta que nos duele la tripa. F dice que hacemos magia juntas. No es consciente de cuánta.

viernes, 24 de abril de 2015

[Eventos con Nora] Festival Fantasía de Fuenlabrada III

Plaza del Ayuntamiento viejo, Fuenlabrada (Madrid)
Día y hora de las visitas: 17 de abril (viernes), 19h aprox. / 18 de abril (sábado), 12h aprox.


17 de abril (viernes), 19h aprox.

El año pasado, a finales de septiembre, nos enteramos de que había un festival de fantasía en Fuenlabrada. Entraba en el rango de nuestros "paseos preparto", así que, aunque teníamos las expectativas bastante bajas, allá que fuimos... y flipamos.

Prometimos que no nos lo perderíamos cuando Nora estuviera con nosotros, pensando que ella tendría más o menos un año... y esta edición nos sorprende adelantándose a primavera, así que ni cortos ni perezosos nos colocamos nuestras mejores galas y allá que vamos.

Disculpe, ¿el Festival, por favor? ¿No le suena?
Para llegar desde la estación con un carro, en lugar de bajar por Luis Sauquillo (es muy estrecha y está bastante transitada), recomiendo cruzar Luis Sauquillo y bajar por la calle de la Arena / calle del Norte, que tiene menos volumen de gente y de coches, y hay un tramo peatonal. En ambos casos desembocamos en la calle de la Plaza, antiguo centro neurálgico de las noches de desenfreno fuenlabreñas, que ahora se ha reconvertido en paseo molón con tiendas cucas de ropa y complementos (también es peatonal, así que sin problema por esa parte).

A medida que nos acercamos vamos viendo niños que aparecen con las caras pintadas, niños (y adultos) disfrazados (había un concurso de cosplay!), y bastante gente. Sólo está viernes y sábado, así que todo el mundo ha aprovechado para acercarse hoy y no perdérselo. Cuando al fin llegamos está de bote en bote. Gente por todas partes, mezclada con soldados del Imperio, chicas pin-up, Alien, Predators... Entrar en el edificio de las conferencias y la exposición (de Carlos Pacheco esta vez) va a ser un poco difícil, así que nos vamos directamente al mercado troll.

¡Gente! ¡Bullicio! ¡Cara de tontaca! ¡Mochila de porteo de cuando Nora se pone pesadita!
¡Lo tenemos todo, señores!
Yo soy muy fan de comprar cosas en estos sitios. La mayoría son artesanales, te los vende el autor mismo, no salen mal de precio (en general) y se ponen súper contentos cuando compras algo. Dicho esto, veníamos con un presupuesto y lo excedimos (un poquito). Pero de verdad que lo que nos llevamos a casa lo merece.

En total nos llevamos el libro de esta edición del festival (mitos de Cthulhu en Fuenlabrada!), dos láminas para el cuarto de Nora (una preciosa de unos niños jugando con huevos de dragón y una acuarela impresionante de Brave, esta última dedicada y todo!), un cuaderno superchulo, dos marcapáginas de Hora de Aventuras y dos juegos de pendientes y colgante para mí. En la página de Facebook (¡haceos fans!) están enlazados los artistas y las tiendas donde compramos todo, pero vamos, repartiré amor al final de la entrada en forma de enlaces.

Son todo cosas que las compras, y luego llegas a casa, las ves y piensas: "jo, molo mogollón".
Después de hacer las compras pertinentes, decidimos que hay demasiada gente para nosotros, y aunque nos duele no habernos hecho fotos con los personajes que pululan por allí, nos marchamos a casa...


18 de abril (sábado), 12h aprox.

... y al día siguiente, OBVIAMENTE, volvemos al ataque. Hay mucha menos gente y muchos más niños. Decidimos no entrar a pintarle la cara a Nora (porque la cola daba más miedo que Predator), y aprovechamos para lucirnos con las fotos (todas las fotos de esta entrada son del sábado por la mañana). Damos otra vuelta por el mercado para retratarlo como merecía y fin de la visita.

Pues ahora mismo esa calle ni idea, oiga...


Cosas pendientes:

  • Entrar al ayuntamiento viejo, y comprobar cómo están las cosas para subir con carrito a las distintas salas de conferencias. Recuerdo subir por las escaleras con la barrigota, así que no tengo muchas esperanzas...
  • Entretenimiento infantil. Un rotundo SÍ. Había un montón de niños por todas partes, con la cara pintada, disfrazados, pasándoselo en grande. Además, en la organización les tienen en cuenta, y planifican actividades infantiles tanto para el viernes por la tarde como para el sábado por la mañana.
  • Comprobar disponibilidad de baños para cambiar a nuestros pequeños cosplayers. Supongo que dentro del edificio habrá baños, pero no sé cómo estarán. De todas formas, en la misma plaza hay un bar y muy cerca hay un par más, así que baños, haberlos, haylos.
  • Internet y tal. Entre unas cosas y otras se me olvidó ver si había. No me extrañaría que sólo fuera para la organización.

Experiencia global:
4 de 5 corazones del Zelda
Qué queréis, yo me lo pasé muy bien ^_^

Hasta que nos encontramos con esta panda de energúmenos, vaya.


Amor del bueno

Láminas: de los chicos de Iskion Studio, en concreto Mérida es de Clara Saetiz y los niños duende con el dragón son de Álvaro Ramírez.
Marcapáginas: también encontrados en el puesto de Iskion Studio, son de Nico Naranjo. Y diréis que no molan, eh? Estoy usando el de Marceline para El Hobbit, que he empezado a leerle a Nora (¡es la semana del Día del Libro, muchachos y muchachas! ¡A leer todos!)
Cuaderno: de la imprescindible Azahara Herrero, de la que Nora ya tiene una ilustración adornando su cuarto ("The worlds inside my mind").
Juego pendientes-colgante dados: de La FrikiFactoría. Estuve entre éstos y unos negros y rojos de Vampiro, muy elegantes. 
Juego pendientes-colgante steampunk: de Toca2 y +, que aparte de tener broches y, claro, tocados muy chulos, tenía bodis y camisetas de niño muy graciosas (la de la princesita con cara de buena que acababa de dar una somanta al dragón me gustó especialmente xD).

sábado, 11 de abril de 2015

[Extrarradio] Bar Vader (Getafe)

Plaza de las Estalactitas s/n - Sector 3, Getafe (Madrid)
Día y hora de la visita: 10 de abril (viernes), 20:45 - 21:15 aprox.

[Tenemos varias entradas por publicar, pero un descubrimiento como éste hay que compartirlo. Hacía tiempo que debíamos una visita al Bar Vader, pero tiene unos horarios un poco raros y lo habíamos ido dejando para más adelante. Y esta tarde, después de la parada obligatoria en Gotham Central* para recolectar las novedades, hemos aprovechado que veníamos en coche para pasarnos por allí.]


Primero, la zona. El Sector 3, aunque parezca algo sacado de Los Juegos del Hambre, es una zona residencial de Getafe. Sí hay bares y tal, pero lo que más hay son adosados. El Bar Vader está en una pequeña plaza entre chalets, un poco escondido para llegar con el coche, pero venimos preparados: en Gotham Central nos han dado una tarjeta con el camino indicadito, así que llegamos enseguida (está un poco retirado de la estación de metrosur de Conservatorio, aunque son menos de 10 minutos, creo).

Llegamos a la placita, que está un poco en desnivel, pero hay rampa para poder bajar el carro. Parecen todos los negocios cerrados, pero oímos jaleo de un bar, y nos acercamos a ver. No es el que buscamos, pero el Bar Vader está justo al lado. Hay un escalón en la entrada, y tiene doble puerta, como los pubs, lo que me escama un poco (a saber dónde nos estamos metiendo... espero que la música no esté muy alta!). Miedos infundados. Entramos, y F se queda parado con el carro detrás de mí. Tiene los ojos como platos, y no sabe a dónde mirar. La decoración es espectacular y, conociéndole como le conozco, ahora mismo tiene que estar sufriendo un poco de síndrome de Stendhal.

Panorámica del bar.

Mientras él flipa, yo hago un repaso del sitio en general. Las mesas son grandes, y no es de extrañar: se pueden pedir prestados juegos de mesa en la barra, así que se necesita espacio para desplegar los tableros. Hay espacio de sobra para dejar el carro al lado de la mesa, y aunque el sitio es bastante grande, no hay muchas mesas, así que no agobia nada.

Elegimos la mesa de al lado de los dardos, en el rincón donde están las estanterías con cómics. Yo me pido una tónica (conduzco y Nora aún no ha cenado), y F se ronea eligiendo algo rico de la lista de cervezas. La carta tiene imágenes de 13 Rue del Percebe y de Calvin y Hobbes. Las pipas están en un bol que tiene Yoda entre las manos. Nora le ha hecho gracia al muchacho del bar (la hemos vestido para la ocasión**) y nos ha prestado un Walter White cabezón para que ella juegue. Este sitio es amor.

Rinconcito acogedor.

Pero centrémonos. El horario es un poco raro para venir con carro: de jueves a domingo de 20:30h a cierre. Se llena a eso de las 22:30h. La carta tiene sobre todo bebidas, y algo de comer, pero muy poco (perritos y sándwiches). Hay un par de cócteles, combinados, cervezas y gintonics. La verdad es que, teniendo en cuenta el rollo del bar, me parece más que suficiente.

Momento baño. En la puerta están Ryu y Chun Li hechos en hamabeads, y me parece una monada. Los baños son pequeñitos (y sin cambiador, pero vamos, habría sido raro si lo tuvieran) pero funcionales. Aprovecho para ver esa parte del bar. Hay una pantalla donde salen los vídeos de la música que suena: al principio es música celta, pero antes de irnos suena Muse. Hay un mural gigante de personajes de cómic, y tantas cosas más que me pierdo en referencias. Me encanta. Intento hacer fotos a todo, pero es demasiado. Y Nora empieza a protestar: todo muy bonito, ¡pero ella no puede llevarse nada a la boca!




Como hacer malabares con gatos, señores.

Va llegando gente; algunos se ponen a hablar con el muchacho del bar, y otros cogen un juego y empiezan una partida. Nora está fastidiosa porque tiene hambre y muuuucho sueño, así que le voy dando de cenar mientras pedimos otra ronda y unos perritos. La verdad es que no esperaba nada de los perritos y me sorprenden gratamente. F se ha pedido una cerveza negra y está cada vez más gracioso, aunque no creo que se haya dado cuenta aún.

Nora ya no puede más. Es su hora de dormir, y hay mucha luz y no le hacemos caso. Bastante ha aguantado, la pobre. Terminamos la segunda ronda, y nos apuntamos el sitio para volver con más tranquilidad (la música no está muy alta, ¿quizá podríamos ir con Nora ya dormida?). Sea como sea, ésta es nuestra primera visita, pero seguro que no es la última.

Amor al píxel.


Experiencia global:
3'5 de 5 corazones del Zelda
Me encantó, lo pasé genial, la música está perfecta para poder hablar, F me dio mucha envidia con las cervezas... pero era muy tarde para Nora. Con algo más de planificación, esto puede subir cómodamente a un 4 o 4'5. ¡La próxima vez estaremos preparados!

Resumen de accesibilidad (puntuaciones 1-10)

Horario: 3. Lo único malo. Jo.
Acceso: 7. Está escondido y la placita tiene un desnivel, pero se salva con rampas. El bar tiene un escalón al entrar y doble puerta, lo que puede hacer un poco complicada la entrada si va una persona sola con el carro.
Movilidad en el interior: 9. Una vez superado el escalón de la entrada, se puede acceder con el carro a casi cualquier parte del bar.
Espacio para el carro: 9. El sitio es amplio y no está nada abarrotado.
Baño: 6. El baño es bastante pequeño. No tiene baño de minusválidos.
Carta: 6. El conductor designado se va a aburrir un poco, pero el resto puede disfrutar un montón. ¡Cerveza! :D

* La tienda de cómics estrella en Getafe. Habrá entrada, F y yo somos fans!

** he intentado encontrar imágenes en internet de la camiseta de Nora, pero no hay manera. Así que, bonus track borroso:

¿Os he dicho lo de los malabares con gatos? Pues eso.

miércoles, 1 de abril de 2015

Cafetería-Librería Italiana

Corredera baja de San Pablo, 10 - frente al Teatro Lara
Día y hora de la visita: 7 de marzo (sábado), 15:00 aprox.


Después de comer en Con 2 Fogones, y aprovechando que hace un día fantástico (ah, esa primavera breve febreril... poco sabíamos la que se nos venía encima), damos un paseo hacia una de nuestras zonas favoritas: el Barrio Comiquero. Dedicaremos un monográfico a esta zona de Madrid en el futuro, pero de momento os diré que ir de tiendas de cómics es uno de nuestros pasatiempos favoritos, y casi siempre acabamos con más de un tesoro en la cesta del carrito.

Hay varias cafeterías por la calle del Pez y por la Corredera Baja de San Pablo, pero normalmente doblan como restaurantes/bares, y a las tres de la tarde están de bote en bote. Sin embargo, uno de nuestros lugares imprescindibles está vacío y esperándonos. Es la Cafetería - Librería Italiana, donde solemos hacer parada obligada en las tardes de cómic. Y hoy es la primera vez que vamos con Nora, así que a ver qué tal...

Primero, para entrar hay un pequeño escalón, aunque es bastante salvable. Una vez dentro, las mesas son amplias, y aunque algunas no tienen hueco para un carro a su lado, hay suficiente espacio como para dejar el carro cerca. No hay muchas mesas, pero hay dos "comunes", alargadas, para sentarte a tomar algo sin ocupar una mesa entera. Y nosotros, al estar vacío, tenemos doble suerte: la "terraza" está libre :D

Pseudoterraza de primavera. Un lujo.

Paso por el baño, para verlo con esta nueva perspectiva. Hay un escaloncito de un salón a otro (muy bajito), y otro más para entrar al baño, que es un poco miniaturesco. No hay cambiador, pero al menos es más accesible que los baños de los otros sitios en los que hemos estado hoy. Mi recomendación: para una urgencia, cambiar al cachorro o a la cachorra en los baños del Corte Inglés (o de la Fnac... que supongo que tendrán cambiador, pero la verdad es que aún no me he fijado... me lo apunto).

Vuelvo a la mesa y Nora se acaba de despertar, así que me coloco el fular multiusos para darle de comer, que después del (bendito) siestón que se ha echado tiene que tener un hambre de loba. Hay espacio suficiente para darle el pecho a Nora cómodamente, las mesas no están demasiado pegadas entre sí (esto, que parece una obviedad, no lo es tanto; ya os contaré). La carta está genial: cafés de distintos tipos, tartas, picoteo... F pide la tarta de pera y ricotta, y dos capuccinos.

Mientras damos buena cuenta cada uno de lo que nos toca, la cafetería se va llenando. Antes de que Nora termine de comer, las mesas normales están llenas, y hay gente en las alargadas. ¡Parece que hemos tenido suerte de llegar en el momento justo! Llegan también una pareja con un niño de unos dos o tres años, con carro, y pueden dejarlo a un lado sin problema (un poco separado de la mesa, pero no muy lejos).

Estábamos tan a gusto que nos hicimos una buena sesión de fotos, de las cuales una ha servido como base para la cabecera del blog, gracias a las manos mágicas de F con la edición de imágenes.

Experiencia global:

4'5 de 5 corazones del Zelda :D
La verdad es que es un sitio genial. Le falta ser algo más accesible, pero es muy acogedor, y todo lo que tienen está rico. Es uno de los sitios en los que pensaba cuando se me ocurrió la idea del blog, y bajo esta nueva luz ha cumplido con creces.

Resumen de accesibilidad (puntuaciones 1-10)

Acceso: 6. No tiene rampa, pero sólo tiene un escalón para acceder al interior.
Movilidad en el interior: 7. Hay un escalón para acceder a la barra, pero es muy bajito. Aparte, dentro del sitio no hay tantas mesas como para no poderse mover con facilidad con el carro.
Espacio para el carro: 7. Puede que justo al lado de la mesa no puedas dejarlo, pero, si no, se puede dejar el carro suficientemente cerca (no es muy grande y tampoco está muy abarrotado de mesas, hay hueco).
Baño: 4. El baño es bastante pequeño y se accede con otro escalón. No tiene baño de minusválidos.
Carta: 9. Es para ir varios días y probarlo todo hasta que encuentras tu tarta superfavorita.

lunes, 23 de marzo de 2015

Con 2 fogones

C/San Bernardino, 9 - Traseras de Plaza de España / Princesa
Día y hora de la visita: 7 de marzo (sábado), 14:00 aprox.



Venimos dando un paseo desde Argüelles, por Princesa. Recordamos que por esa calle había un par de sitios chulos para comer y decidimos probar suerte (aunque con Nora en el carro no las tenemos todas con nosotros). Las aceras son estrechas y no hay muchos pasos de cebra, pero por la zona hay un par de objetivos futuros del blog, así que la revisitaremos en el futuro.

Aparece Con 2 fogones, el restaurante donde mis queridas mujeres me invitaron a cenar en mi despedida de soltera. Con el recuerdo endulzándome la memoria, insisto en entrar, y cruzo los dedos mentalmente para poder comer ahí. Salvamos el escaloncito de la entrada con cuidado de que Nora no se despierte, y entramos.

F me mira, incrédulo. El sitio no está muy lleno, pero su sentido arácnido del espacio le dice que apenas vamos a poder movernos con el carro. A la entrada hay una barra grande, y entre la barra y unas pocas mesas sólo queda un pasillito estrecho para acceder a las salas interiores. Yo digo que el carro entraría, pero no nos hace falta probarlo, porque cuando decimos que somos dos con carrito (y sin reserva), nos ponen a la entrada, en un sitio perfecto.

El que no fuera accesible al entrar ya me da una pista, pero decido preguntar por el baño de todas formas. Imposible ir con carro: está bajando un tramo de unos 20 escalones bastante estrechos, y es pequeñito y sin nada que se parezca a un cambiador.

Las mesas son pequeñas pero, aunque al principio pienso que me sentiré un poco encajonada, la verdad es que estamos muy a gusto. Aunque no lo usamos, sabemos que tiene wifi. Y además hay un enchufe accesible cerca de nosotros y puedo cargar un poco el móvil, así que estupendamente.

La comida, buenísima. Pedimos un entrante y un plato cada uno, y acabamos bastante llenos. Como queremos tomar el café en otra parte, nos saltamos el postre (pero tienen una sección de postres bastante apetecibles, y el restaurante abre de 8:00 a 2:00).

En fin, que aunque en principio no parecía la mejor elección para ir con Nora, ha resultado ser todo un acierto, y nos marchamos con muy buen sabor de boca.

Y Nora durmiendo como una bendita. Maravilloso.

Experiencia global:
3'5 de 5 corazones del Zelda
Aunque mi experiencia estuvo genial, tuve mucha suerte de que Nora estuviera frita. Si hubiera estado un poco pesada la cosa se habría complicado bastante.


Resumen de accesibilidad (puntuaciones 1-10)

Acceso: 4. No está adaptado pero el escalón es salvable.
Movilidad en el interior: 3. Muy limitada (y entre salita y salita hay escalones, además).
Espacio para el carro: 5. Hay mesas que sí que tienen, pero hay que ir pronto, o reservar mencionando que vas con carro.
Acceso a baño: 0. Tramo de escaleras.
Carta: 8. No tienen cafés especiales, pero tienen bastantes postres que se pueden convertir en meriendas deliciosas.
Wifi: .

martes, 17 de marzo de 2015

Van Gogh Café


C/ Isaac Peral, 4 - zona Moncloa
Día y hora de la visita: 7 de marzo (sábado), 12:15 aprox



Bajamos en Argüelles, que es un poco caótico para ir con carro desde el sur (desde Sol, vaya). Vemos un anuncio cerca de la parada de metro. Como tenemos un rato mientras F está en su curso, decidimos, por una vez, hacer caso al anuncio. ¡Van Gogh Café, allá vamos!

Está a un paseíllo desde Argüelles (5 minutos, quizá algo más, pero menos de 10) por aceras amplias y no muchísima gente, pero está más cerca de Moncloa (al lado del metro). El acceso por Isaac Peral (la puerta que me parece la principal) tiene escaleras y es un poco incómodo para entrar con el carro (las puertas no son automáticas y hay que bajar tres escalones). Tienen salvaescalones para sillas de ruedas, pero no lo uso. Una vez sentada veo otra entrada que parece mejor, y al salir, efectivamente, hay otro acceso en el costado derecho, al que se entra por un callejón peatonal donde hay una terraza pequeña. La cuesta que salva los tres escalones es bastante empinada, pero tiene bandas antideslizantes para poder subir y bajar sin mucho problema.


Mi perspectiva del sitio. ¡Y del desayuno!

El local es bastante grande, y no está muy abarrotado. Tiene pinta de ser de estudiantes sobre todo, y hoy es sábado; hay algunos universitarios (en algunas mesas y fuera en la terraza tomando cañas) y gente mayor.

Enseguida encuentro mesa para estar con el carro sin molestar mucho. Nora se ha despertado y está un poco latosilla (parece que tiene sueño, porque si tuviera hambre no estaría así, estaría rompiendo copas con sus gritos). Intento darle el pecho para que se tranquilice un poco, sin éxito ninguno. Quiere dormirse, pero quiere que me lo curre. Ains...

Pregunto por los baños, por saber, y están bajando la escalera grande que hay a la entrada. Ni lo intento (aunque podría, tienen otro salvaescalones, pero me da cosa usarlo para un carrito de bebé en lugar de para una silla de ruedas).

Tienen desayunos hasta las 12:30, así que pido un andaluz (café, 2 tostadas con tomate). Tienen también tartas, y por lo que veo la tarta de zanahoria es la estrella (lo que le pega, ya que el sitio está dedicado a Van Gogh). La próxima vez la pruebo.

El personal parece bastante agradable, y el ambiente es tranquilo (pero, como os digo, tiene pinta de petarse en diario). Sí que tienen microodas, y sí que te calientan un potito dado el caso ("aquí no se queda nadie sin comer!").

Empieza el turno de comidas a las 13:00, así que a partir de entonces el espacio para tomar un café se reduce bastante. Aun así, hay mesas de sobra con espacio para carritos al lado, y los pasillos son anchos (por si vuestro chipi quiere paseíto arriba y abajo para dormirse, ejem...).

Acabo escribiendo esta entrada en la tablet, con el teclado bluetooth del juego de los Pokémon de la DS (que es pequeñito y maravilloso para estos casos), mientras mezo el carro con el pie, para que Nora se duerma. Sorprendentemente, funciona, y puedo terminar de redactar la experiencia sin drama extra.

Siestas mañaneras. Hazte fan.

Experiencia global:

3,5 de 5 corazones del Zelda

Está bastante bien, el acceso es bueno, la gente es agradable y para un rato tranquilo me ha venido genial.

Resumen de accesibilidad (puntuaciones 1-10)

Acceso: 8 (rampita y acceso posible por el lateral)
Espacio: 9 (bastante espacioso, puedes moverte con el carro sin problema)
Carta: 8 (tiene desayunos y tartas caseras con bastante buena pinta)
Baño: 2 (hay forma de llegar, pero está complicado)
Wifi: parece que no, pero la verdad es que me extraña.

¿Habéis estado? ¿Qué opináis? ¿Habéis probado la tarta de zanahoria?

lunes, 16 de marzo de 2015

¡Ciudad agresiva!

Eso es lo que F dijo, una y otra vez, durante nuestra primera salida con Nora a Madrid. Aceras demasiado estrechas, desniveles por todas partes... Desde luego, no es el paseo más amable que hemos dado. Sin embargo, a mí me encanta ir a Madrid: muchos amigos viven por el centro, y mis sitios favoritos de comer y tomar algo están allí. ¡Y quiero compartir todo eso con Nora!

Así que he pensado que, si yo quiero hacerlo, probablemente haya más padres y madres que piensen lo mismo. Y si puedo ahorrarles una carrera de obstáculos (o darles la dirección del cambiador más próximo para una emergencia...), pues oye, yo encantada. Y Nora más, claro.

¡Empezamos!